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“Un humedal que Inspira un Bofedal que respira”

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El quirquincho es una pequeña joya blindada de los Andes. Con su caparazón único y su andar pausado, este armadillo parece un habitante de un mundo antiguo. Es un animal nocturno y solitario, que pasa la mayor parte del tiempo excavando madrigueras en busca de alimento. Experto excavador, pasa gran parte de su tiempo bajo tierra, desenterrando insectos y raíces con su nariz inquieta y sus fuertes garras.

Quirquincho

El quirquincho es una pequeña joya blindada de los Andes. Con su caparazón único y su andar pausado, este armadillo parece un habitante de un mundo antiguo. Es un animal nocturno y solitario, que pasa la mayor parte del tiempo excavando madrigueras en busca de alimento. Experto excavador, pasa gran parte de su tiempo bajo tierra, desenterrando insectos y raíces con su nariz inquieta y sus fuertes garras.

El quirquincho y las amenazas a su supervivencia

El quirquincho habita en las áridas llanuras y altiplanos de los Andes, donde se alimenta de insectos y plantas. Su entorno natural incluye bofedales —que le brindan alimento y humedad— y salares, que forman parte del mosaico de su hábitat.

Sin embargo, esta especie enfrenta serias amenazas que ponen en riesgo su supervivencia:

Minería de litio: La extracción en los salares agota las reservas de agua subterránea, afectando directamente los bofedales, ecosistemas clave para el quirquincho.
Caza y tráfico ilegal: El quirquincho es capturado para la elaboración de artesanías, una práctica que está reduciendo peligrosamente sus poblaciones.
Cambio climático: La reducción de fuentes de agua y la desertificación del altiplano alteran su hábitat, dificultando su acceso al alimento.

Proteger al quirquincho es clave para preservar la biodiversidad andina

¿Quieres conocer más sobre el quirquincho?

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¿Los bofedales
albergan especies?

Sí. Los bofedales son ecosistemas fundamentales que sostienen una notable diversidad de vida. En estos humedales andinos habitan desde flamencos y vizcachas, hasta camélidos como la vicuña y la llama. También son el hogar de depredadores como el puma y el zorro andino, todos ellos dependientes del agua y los recursos que ofrecen estos espacios.

Ubicados entre los 3.500 y 5.000 metros sobre el nivel del mar, los bofedales son verdaderos jardines de agua en medio de un paisaje marcado por el frío y la aridez. Su presencia es vital para la biodiversidad de los Andes.