En el actual contexto de caída de precios internacionales de materias primas, se evidencian con mayor claridad las contradicciones del modelo extractivista en Bolivia. Este artículo examina la relación entre la minería y el agua, destacando las demandas de la sociedad civil organizada.
Hasta 2012, casi el 90% de las exportaciones bolivianas provenían de tres sectores: minería, hidrocarburos (principalmente gas) y monocultivos (especialmente soya). Este patrón ha sido una constante en las últimas tres décadas, sin importar si el gobierno es neoliberal o progresista.