La actividad petrolera es considerada por muchos Estados, instituciones y personas como una fuente significativa de riqueza y progreso. Sin embargo, a pesar de las medidas de precaución, esta industria causa daños al medio ambiente y afecta negativamente a las comunidades donde opera.
La búsqueda de lucro y rentabilidad es prioritaria, y la industria petrolera boliviana, junto con las operaciones del Grupo Repsol YPF, no son la excepción a esta problemática.