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El significado de la privatización del Río Madera (Petropress 19, 5.10)

A partir de la concesión de las represas del rio Madera no se admite más vetos técnicos o sociales ni la readecuación de proyectos “prioritarios”; un asunto exclusivo de las empresas concesionarias y de los entes públicos convertidos en sus rehenes. De esta manera, sobre el afluente más caudaloso del río Amazonas, se ha creado la base normativa de las próximas subastas de concesiones y / o privatizaciones. El calvario del Madera es el inicio del vía crucis de los demás grandes ríos amazónicos, y de todos
los territorios de las comunidades indígenas, ribereñas, quilombolas3 y campesinas que se nutrían de ellos.

El problema con Bolivia

El aprovechamiento de cualquier parte del río Madera implica el control gradual de toda la cuenca. No hay “viabilidad” económica y financiera de una planta sino se establece el máximo aprovechamiento de la cuenca. Por ello, los estudios de viabilidad (2004), además de San Antonio y Jirau, incluyen (Ilustración 1) la represa de Riberao en Guajará-Mirim, en el Madera, en la frontera entre Brasil y Bolivia, con una potencia instalada de 3000 MW y Cachuela Esperanza en el río Beni, en Bolivia, con una potencia instalada de 600 MW. (Estudio de viabilidad de la de Santo Antônio y Jirau. Furnas/Odebrecht.2004).
Las dos primeras represas imponen como un hecho consumado las otras represas, tanto para fines de optimización / regularización de la generación, cuanto para la ampliación de la vía fluvial hacia el Pacífico; una muestra del uso unilateral e irresponsable de recursos naturales que deberían ser comunes, especialmente las cuencas de drenaje  internacional, como la cuenca del Madera.