Desde 2004, Bolivia ha experimentado un auge en las exportaciones de minerales, alcanzando un récord de $3.448 millones en 2011. A pesar de los elogios gubernamentales, la mayoría de estas exportaciones proviene de empresas extranjeras como San Cristóbal y Sinchi Wayra, mientras que la participación del Estado se limita a tres operaciones minero-metalúrgicas: Huanuni, Vinto y Corocoro.
En 2011, las recaudaciones por impuestos y regalías mineras alcanzaron los $437 millones, representando solo el 12,7% del valor total de las exportaciones. A pesar de estos logros, los impuestos de las grandes mineras solo constituyeron el 5,7% de la recaudación fiscal nacional. Esto resalta la dependencia del país en la minería extranjera y plantea preguntas sobre el verdadero impacto del extractivismo en el desarrollo nacional.