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La crisis continúa y sus efectos empiezan a llegar a Bolivia (Petropress 14, 03.09)

Lo visible, a través de las imágenes difundidas, del genocidio desatado por Israel en los territorios palestinos de la Franja de Gaza, horrorizó la conciencia de la opinión pública al contemplar la locura de la destrucción desatada. En cambio, la otra destrucción que está provocada la crisis globalizada del sistema, no menos dramática que la primera, carece de esta visibilidad de parte de los grandes medios de información.

De vez en cuando, aparece una noticia, generalmente escueta, sobre los despidos de millones de trabajadores. La dramática destrucción que ello implica es neutralizada por los fríos números. No hay estadística global y fehaciente del número de trabajadores o familias que hayan perdido la fuente de su sustento diario. Lo que padecen los trabajadores del Sur está invisibilizada, los del Norte todo lo contrario, en este caso se repite la asimétrica estadística de la invasión de EE.UU. a Irak, las bajas norteamericanas están contabilizado al día y al minuto, en cambio las bajas del pueblo iraquí sean de combatientes o de civiles, no se efectúan. Así el día 26 de enero de este año, un cable de la agencia de noticias Reuters da cuenta de que solo en Estados Unidos y en un solo día, 70 mil trabajadores perdieron sus empleos solo en seis de las grandes corporaciones. El sistema neoliberal sigue su destructivo cauce; ya ha premiado y sigue premiado a las corporaciones financieras especulativas, que causaron la crisis con millones de millones de dólares mientras se castiga a los trabajadores productores con el despido, y a los más afortunados que no perdieron su puestos de trabajo se le somete a un empleo precario, al congelamiento o a la disminución de su salario, etc.