La Guerra Contra las Drogas: Una Causa Perdida
Michael Levine, exagente de la DEA, describe la guerra contra las drogas como una «guerra falsa». Aunque esta batalla fuera legítima, no se puede ignorar que jamás se ha derrochado tanto dinero, esfuerzo y tiempo en una causa tan perdida. La razón principal de este fracaso es que la guerra no se quiere ganar realmente. La producción de cocaína sigue en aumento debido al crecimiento constante de los consumidores. Sin embargo, la culpa se atribuye a los productores de coca, un cultivo con profundas raíces culturales y rituales, en lugar de abordar el problema en su totalidad.
Desde 1972, cuando Richard Nixon declaró la guerra a las drogas, Estados Unidos ha invertido 40 billones de dólares en esta lucha sin éxito, intensificada posteriormente por los presidentes Bush y Reagan. A pesar de los fracasos, Bill Clinton continuó con la misma política, presionando a los países productores para erradicar los cultivos de coca sin ofrecer alternativas viables para los agricultores. Los nuevos líderes bolivianos se encuentran entre la espada y la pared: deben decidir entre seguir las órdenes estadounidenses o defender la soberanía y el bienestar de su pueblo.
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