La caída de los precios de las materias primas no afecta al gobierno, que asegura que la economía se basa en el mercado interno. Sin embargo, tras un breve aumento en las exportaciones minerales, los precios han caído nuevamente, regresando a niveles previos a la crisis de 2008.
Este escenario resalta las vulnerabilidades de la minería boliviana, especialmente en metales como zinc, plomo y estaño, que habían mostrado precios estables.